Igualdad: 1.- “Conformidad de una cosa con otra en naturaleza, forma, calidad o cantidad”. 2.- “Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente forman un todo”.
La segunda definición enciclopédica de la Igualdad, arriba citada, es realmente “gráfica” y podría ser suscrita por un Masón:…. «Muchas partes que uniformemente forman un todo”…..(Unión de lo disperso).
En Masonería, la Igualdad forma parte de nuestra más conocida trilogía: Libertad, Igualdad, Fraternidad, base de nuestra línea maestra de pensamiento y acción.
No resulta fácil definir la igualdad, puesto que está íntimamente ligada a conceptos filosóficos que dependen, en buena parte, de los valores morales y culturales vigentes en cada lugar o época y, lógicamente, de las particularidades de los individuos que componen un determinado grupo humano.
Para nosotros, Masones, el principio de Igualdad está fundado sobre el concepto de una Humanidad originaria del “Uno” primordial. Todos los seres vivos (concepto limitado a “animales” y quizá sujeto a cambios en el futuro) somos hijos de la Naturaleza. Esta igualdad, nos obliga al respeto por las diferencias, sean estas de cultura, sexo, raza, religión, etc. Debemos velar por un exquisito respeto a la diferencia (lo que implica ser generosos con los demás) para poder llegar a la real Fraternidad humana.
Para los Masones, muy especialmente, la Igualdad supone la unidad básica de todas las manifestaciones del espíritu (a través de los hombres), por encima de diferencias externas o aparentes.
El único camino válido para desarrollar el concepto de Igualdad entre los hombres, llevándolo a una practica justa y efectiva, es sentirnos hijos de una misma madre (la Naturaleza) y de un mismo padre (el Principio Universal de Vida). Una vez asumidas estas premisas, nos podremos sentir hermanos en nuestro interior. Este logro (la falta de prejuicios que distorsionan esta igualdad real y primordial del Género Humano), nos conducirá a la equidad, respetando las diferencias que, por diversas razones, conducen a la rica diversidad del genero humano.
Generalmente, y en la sociedad profana, los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad (para nosotros mucho más amplios en su profundo contenido), pasan por ser metas o logros puramente “materiales” o “políticos”. Se olvida con demasiada frecuencia la “trascendencia” (Platónica, no religiosa) de los mismos.
Cualquiera de los tres lados de este triángulo esencial (Libertad, Igualdad, Fraternidad), pasa por el necesario análisis de la condición humana pero, no deberíamos nunca olvidar que una vez alcanzados los niveles económicos y sociales que lo permitan, deberemos luchar por el desarrollo de otros valores mucho más elevados. Ellos, deberán conducir al hombre, una vez cubiertas sus necesidades vitales, a pensar, argumentar y abrir nuevos Caminos para asumir la “trascendencia” de su vida para con él y los demás miembros del Género Humano: sus hermanos de origen, viaje y meta.
Si solamente, usamos un vértice del triángulo (Libertad) para lograr un cierto bienestar económico, la sociedad se convertirá (ya lo está en gran manera) en algo donde la ética, la honradez y el honor, solamente serán conceptos de una Filosofía arrinconada por molesta. Son necesarios los restantes (Igualdad y Fraternidad) para que la meta de una humanidad fraterna se convierta algún día en realidad.
Los Masones, sin dejarse llevar por modas o tendencias hedonistas, deberán pensar y luchar siempre por lo que queda por hacer; nunca vanagloriarse de lo ya hecho. Esta y no otra, pienso yo, es la misión que libremente nos hemos impuesto desde el día en que dimos nuestro libre asentimiento para ingresar en la más antigua y siempre vigente Fraternidad Universal.
Q.·. H.·. Keltoy (Or.·. eterno)